Hace un tiempo una paciente me dijo esta frase: “María, cuando sale la pasta de dientes del tubo ya no vuelve a entrar” mientras hablábamos de qué, cómo, cuándo y a quién contar información sensible e importante de su historia. Me hizo gracia y me pareció una metáfora muy acertada ya que cuando nombramos y contamos cosas a los demás tenemos que asumir las consecuencias de lo que decimos y de la respuesta que pueda provocar en los otros.

Voy a contar varios relatos de algunos/as de mis pacientes. Como siempre los nombres son ficticios y los datos muy generales para guardar la confidencialidad.

·       EL MIEDO AL RECHAZO DE LOS DEMÁS

Ana es mujer trans de 55 años. Ella fue quien  me dijo la metáfora de la pasta de dientes. No ha hecho la transición social aún ya que tiene mucho miedo de perder su trabajo. Hemos ido viendo a quién quería contarle que nació biológicamente varón pero que desde una edad temprana se sintió mujer y lo ha llevado oculto durante mucho tiempo. Hace unos años me contactó para poder aclarar cómo se sentía consigo misma y ha ido haciendo un trabajo muy bonito al respecto. Hace poco decidió que quería empezar a contar a algunas amistades quién es ella y cómo se siente. Preparamos mucho esta situación y las posibles respuestas que podría recibir. Logró contarle a un amigo y éste recibió la noticia con mucho respeto y cariño. Sin embargo, otra amiga de su infancia ha reaccionado con mucho rechazo de una manera muy desagradable y ahora Ana está elaborando el dolor esa respuesta y la despedida de su amistad. Ya nada será lo mismo.

·       NOMBRAR LO “INNOMBRABLE”

Víctor está trabajando en terapia su seguridad y confianza en sí mismo. Llegó con mensajes interiorizados del tipo: “no merezco ser querido, no valgo, no soy suficiente”. Ha ido conociendo a una compañera de trabajo con la que se lleva muy bien y se ha dado cuenta de que le gusta mucho. Se le colocó un dilema enfrente: ¿Le dice a la chica que siente algo por ella y asume que a partir de ese momento todo va a ser diferente? ¿O reprime lo que siente e intenta mantener la misma relación de compañeros de trabajo?. Optó por la primera ya que reprimir las emociones le estaba haciendo daño, y se lo contó. Ella ha cortado el contacto con él de manera radical. Él se ha quedado con una mezcla de sentimientos: tristeza, culpa, enfado, vergüenza… que ahora está expresando. La incertidumbre que le estaba haciendo sufrir se ha terminado y está asumiendo la respuesta recibida.

·       HABLAR PERMITE PONER LÍMITES AL EXTERIOR

Jara le ha dicho a su madre que ya no quiere que le cuente más cosas sobre su padre y la relación de pareja de los dos. Se ha dado cuenta de que su madre lleva toda la vida contándole cosas de su padre y de ellos como pareja, y que esto le ha hecho daño. Hemos visto en la terapia que ella no ha podido hacerse una imagen de su padre por sí misma y que la mayoría de cosas que siente y piensa hacia él son una prolongación de sentimientos y pensamientos que su madre ha ido depositando en ella. Le gustaría conseguir hacerse una idea de su padre separada de la idea que tiene su madre. Esta información ha creado un antes y un después en la relación madre -hija. Su madre no se ha tomado bien este límite y Jara se siente más relajada por haberlo hecho aunque a la vez siente algo culpable.

·       ELABORAR LAS EMOCIONES DE LO DICHO

Luis tiene 16 años. Sus padres se separaron cuando él tenía 5 años. La madre me cuenta que Luis está teniendo unas reacciones de enfado muy intensas en los últimos meses. Todo esto coincide con que la familia ha decidido desvelar un secreto que habían guardado acerca del padre de Luis: lleva varios años en la cárcel y creyeron que el niño sufriría menos si no sabía la realidad, así que le contaron que el padre estaba de viaje por trabajo. Luis se siente muy enfadado, traicionado y triste de que le hayan ocultado esta información durante tantos años y de que le hayan estado mintiendo. Ahora estamos trabajando para que pueda expresar todo lo que siente.

·       DAR RESPUESTAS AQUÍ Y AHORA QUE NO SE PUDIERON DAR EN EL PASADO

Alma sufrió abuso sexual hace 5 años por parte de Estela, su pareja en aquel momento. Estuvieron un año juntas. El cerebro de Alma había “olvidado” todo lo vivido como una manera de seguir adelante con su vida. En terapia fueron saliendo estas vivencias que han sido muy dolorosas para Alma. En una de las sesiones que conectó con mucha rabia y enfado me dijo que necesitaba hacer algo, que quería que se supiera que esta persona la había dañado tantísimo. Decidió que no quería denunciar a esta chica por la vía legal porque tenía miedo de que no le fueran a creer por no tener “pruebas objetivas” como había dicho la abogada que consultó. Pero sí quería hacer una denuncia pública a través de redes sociales. Publicó el nombre de su agresora en la página de la organización de la que es miembro y a pesar de que sintió mucho miedo, a la vez se sintió tremendamente liberada de poder dar una respuesta de acción frente a esta persona. Recibió amenazas del entorno de la agresora acerca de que la denunciarían por difamación si no retiraba toda la información. Estuvimos trabajando en ello y en las consecuencias de todas las posibilidades y ella pudo elegir mantener todo lo publicado. Tuvo mi apoyo al 100% y le dije que elaboraría los informes que hicieran falta en el caso de que la denunciaran. Todo se quedó en una amenaza y ni la agresora ni su entorno volvieron a dar ninguna señal. Sí hubo otras víctimas de quien la agredió que contactaron con Alma.

Tras contaros estos 5 relatos de mis pacientes se confirma la frase de que la pasta que sale del tubo ya nunca vuelve a entrar. Y es necesario que así sea, porque a pesar de que las personas y las situaciones cambiamos a partir de información que expresamos y recibimos, no expresar no sería saludable. Será un reto enfrentar las consecuencias de lo dicho. 

 

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