Hace unas semanas descubrí que un psicólogo llamado Walter Mischel realizó en los años 70 una serie de estudios sobre el autocontrol y la postergación de las gratificaciones: el test de la golosina (Stanford marshmallow experiment). Me resultó muy interesante a la vez que muy tierno ver a niños/as delante de una nube de golosina teniendo que tomar una decisión sobre comerla inmediatamente o esperar y recibir una recompensa.
-¿EN QUÉ CONSISTE EL TEST DE LA GOLOSINA?
A niños entre 4 y 6 años se les ofrecía poder elegir una recompensa pequeña e inmediata o bien una recompensa mayor si esperaba un período de tiempo: Les colocaban una nube de golosina en un plato y se les decía que podían comerla inmediatamente o si esperaban 15 minutos sin comerla, les darían otra nube de golosina adicional y así podrían comer dos. Durante ese tiempo de espera, los investigadores salían de la habitación y dejaban al niño/a solo/a para que pudiera decidir qué hacer. Os recomiendo que veáis algunos de estos vídeos para observar las distintas respuestas que dan.
El dilema era entonces:
-RESULTADOS DE LAS INVESTIGACIONES DEL TEST DE LA GOLOSINA
Mischel hizo un seguimiento 30 años después a todos los/as niños/as de su estudio y comprobó que aquellos que habían esperado a comerse dos nubes de golosina, habían conseguido mejores calificaciones escolares, estaban más satisfechos/as consigo mismos/as, soportaban mejor el estrés e incluso tenían mejor índice de masa corporal que aquellos que habían comido la golosina sin esperar.
Para quienes les apetezca seguir ampliando información sobre este experimento y sus conclusiones, Mischel escribió en el 2014 un libro llamado: “El test de la golosina: cómo entender y manejar el autocontrol”.
Esta investigación habla de la capacidad de autocontrol y este es el tema del que voy a hablaros a continuación.
-QUE ES EL AUTOCONTROL
El autocontrol es la capacidad cognitiva, emocional y conductual que nos permite inhibir deseos inmediatos y respuestas impulsivas. El autocontrol está presente en muchísimas decisiones que tomamos en el día a día.
Algunos beneficios que se han visto relacionados con el autocontrol son:
-Mejora en la salud física: el autocontrol permite tomar decisiones que ayudan a crear hábitos de vida saludable: ejercicio físico, buena alimentación, evitar sustancias tóxicas.
-Aumentar rendimiento académico y/o laboral. La concentración, memoria y atención vinculados con buenos rendimientos académicos está directamente relacionado con la capacidad de autocontrol.
-Inhibir conductas de riesgo: adicciones, ansiedad con la comida (atracones), violencia, delincuencia…
-Relaciones sociales saludables: esto tiene que ver con el control sobre la parte emocional. Mantener la calma sin respuestas descontroladas o agresivas, ayudará a una comunicación más asertiva, a vínculos de cooperación, apoyo y manejo de conflicto sanos.
-CÓMO SE ADQUIERE AUTOCONTROL Y CÓMO PUEDE TRABAJARSE DESDE LA INFANCIA
-Crecer en una familia que proporcione CONFIANZA y un entorno SEGURO, con cierto grado de previsibilidad favorecerá la adquisición del autocontrol. Quienes viven en un ambiente poco confiable y poco predecible, tendrán más dificultades para esperar y optarán por impulsos inmediatos.
-Cómo nuestras figuras de referencia con quienes tenemos vínculos afectivos manejen su autocontrol también será un elemento fundamental. De ahí que si unos progenitores se plantean trabajar el autocontrol con su hijo/a, lo primero que tendrán que revisar es cómo lo manejan en sí mismos/as. Por ejemplo, no podemos pretender que un niño regule su enfado si nosotros somos los primeros que gritamos o damos un golpe en la pared cuando nos entra frustración y rabia. Los hechos influyen más en el aprendizaje que las palabras.
-La existencia de unas NORMAS y unos LÍMITES coherentes. Dar explicaciones con sentido común, por ejemplo: no prometer cosas que no se cumplirán, no mentir, transmitir qué comportamientos se permiten en casa y cuáles no, y según la edad dar una explicación al respecto, que haya unas consecuencias adaptadas al incumplimiento de la norma.
-Favorecer una COMUNICACIÓN basada en el diálogo, el respeto y la sinceridad. Ser francos y poder tener conversaciones tranquilas. Aprender a lidiar con el conflicto y la discusión de manera calmada ayudará al autocontrol emocional futuro. Siempre que se pueda utilizar la negociación.
-Ir permitiendo RESPONSABILIDADES según la edad para que puedan ir tomando decisiones, y ayudando a gestionar la aceptación de los errores y los éxitos, el manejo de las frustraciones y de cualquier emoción relacionada.
-Fomentar la REFLEXIÓN Y EL APRENDIZAJE DE LAS SITUACIONES vividas. Involucrarles en diversas situaciones para que promover la reflexión y el análisis de posibles soluciones. Por ejemplo, si a ti esto te pasara: ¿qué harías?, ¿cómo te sentirías?, ¿qué se te ocurre que podríamos haber hecho distinto?, ¿qué has aprendido con lo que nos ha pasado?
-La identificación de emociones, nombrarlas y expresarlas de manera regulada ayudará a potenciar el autocontrol. Muchos adultos que tienen respuestas impulsivas con poca capacidad para controlarse, suelen tener un desconocimiento del manejo emocional: no saben qué emoción o emociones están sintiendo, tienen dificultades para nombrarlas, para saber expresarlas de manera adaptativa… Ayudar a los/as niños/as desde la primera infancia a identificar sus emociones, darles nombre, expresarlas, relacionarlas con sus sensaciones corporales, les capacitará para poder manejarlas y autocontrolarlas. De nuevo quiero recordar que no servirá comprar un cuento de emociones a un menor si lo que después ven en casa es una madre o un padre que reprimen sus emociones, que las niegan, que las evitan, que salen descontroladas…
-Establecer rutinas con los niños y niñas ayudará a la hora de adquirir autocontrol. Las rutinas proporcionan seguridad, contención, protección, un ambiente confiable. Ya comenté previamente la importancia de un ambiente SEGURO a la hora de aprender autocontrol.
-Ayudar en la capacidad de autocontrol no significa ser estricto ni rígido ni tener un pensamiento de todo o nada. Con esto quiero decir que alguien que se autocontrola en términos generales, también tiene que permitirse darse satisfacciones inmediatas y tener alguna que otra respuesta impulsiva.
-Anticipar posibles situaciones a las que puede enfrentarse. Ej: “Ahora vamos a entrar a esta tienda pero no voy a comprarte ningún juguete aunque sé que te gustará alguno”. Esto tiene que ver con no satisfacer todos y cada uno de los deseos de nuestros hijos.
-Promover respuestas de afecto, verbales y de contacto físico. Sentirse querido, aceptado, sentirse importante y seguro ayudará a la capacidad de reflexión y autocontrol.
Los adultos que conviven con los menores tienen un rol fundamental para fomentar y reforzar el autocontrol en ellos. Empezar por preguntarnos a nosotros mismos sobre nuestro autocontrol es el primer paso para poder enseñarles a controlarse. ¿Seríais capaces de esperar 15 minutos para tener dos golosinas u os comeríais una en cuanto la tuviérais delante?