Hoy voy a pararme a reflexionar sobre la INCERTIDUMBRE, que desde que se proclamó el Estado de Alarma está acompañándonos y a la que no es fácil acostumbrarse.
Ha comenzado la desescalada asimétrica y por fases en España, y aunque no paran de repetir que esto no debe tomarse como una carrera, que todos vamos a una, creo que tenemos que ser realistas y aceptar que las diferencias en los tiempos van a promover distintas emociones. De hecho, ya ha pasado: muchas personas estaban esperando el pistoletazo de salida, y han visto que no acababa de llegar, y aún tendrán que esperar otro poco más.
· LA ESPERA
Esperar para SABER: “¿Qué pasará con mi trabajo?”, “¿Conseguiré trabajo ahora que lo he perdido?”, “¿Podré llegar a fin de mes y cubrir mis gastos?”, “¿Cuándo podré ver a mis familiares y amigos?”, “¿Hasta cuándo no podré volver a abrazarles y besarles como hacíamos antes?”, “¿cómo será ahora nuestra vida?”…
Son tantas y tantas las preguntas sin respuesta fija que ahora mismo aparecen, que al menos el hecho de FORMULARLAS en voz alta puede provocar cierto alivio.
Vivimos una situación DESCONOCIDA, con muchas dudas y se puede palpar el estado de angustia de las personas por poder retomar la “nueva normalidad” como la han llamado.
· LA NUEVA NORMALIDAD
Es curioso los términos que han elegido para la apertura del confinamiento. Los que me conocen, saben que la palabra “normalidad” me chirría como el sonido de una tiza nueva al escribir sobre la pizarra. ¿Qué va a ser normal? Entiendo que normalidad va de la mano de volver a la rutina que podríamos tener. Supongo que es más bien una manera de calmar y tranquilizar a la población.
Con lo que sí que estoy de acuerdo es con la palabra “NUEVA”, va a haber mucho nuevo en estos próximos meses y quizá años.
· LAS CONSECUENCIAS DE SOSTENER LA INCERTIDUMBRE
El primer gran afectado de este “NO SABER” es el CUERPO. Muchos de mis pacientes en estas últimas semanas refieren estar durmiendo mal, tener insomnio, no poder parar de pensar en las preocupaciones, ansiedad, apatía y desánimo, y o bien tener más apetito de lo habitual o todo lo contrario.
El cuerpo está en ALERTA, me viene la imagen de una carrera de relevos donde esperamos activados a que nos dén el testigo para salir corriendo. La incertidumbre nos mueve toda nuestra historia personal, nuestro pasado, presente y futuro, así como los temores más antiguos y nos pone a prueba frente al manejo de nuestra VULNERABILIDAD.
· EL GRUPO SOCIAL NOS PROTEGE
A pesar de la incertidumbre que vivimos, una frase que estoy oyendo mucho es: “Bueno pero todos estamos en la misma situación”. Realmente es una ilusión que nos consuela, como un método de autodefensa, ya que sería como el refrán: “Mal de muchos, consuelo de tontos”, que realmente lo que viene a significar es que no por padecer una desgracia de manera colectiva, va a hacerla más llevadera. Pero probablemente sí nos sentimos más protegidos al vernos dentro de “la masa”. Ya después cómo se vaya saliendo de esta crisis podrá ocasionar que esa ilusión de unión y pertenencia se empiece a disipar cuando asomen las diferencias en cada situación personal.
· NOS ACOSTUMBRAMOS ANTES A LA FATALIDAD QUE A LA INCERTIDUMBRE
Así es, la fatalidad es REAL, y la podemos enfrentar aunque duela mucho, sin embargo, la incertidumbre es DUDA, es intangible, son predicciones, la IMAGINACIÓN se echa a volar. Y en muchas ocasiones es más peligroso LO QUE IMAGINAMOS que lo que vivimos en la realidad.
Por todo esto anterior, es importante tener en cuenta a los NIÑOS a la hora de informarles de lo que está ocurriendo en la realidad (siempre adaptándolo a la edad madurativa), ya que si no se les informa, corremos el riesgo de que su imaginación les desborde con temores y fantasmas mucho más angustiantes. Luego esa idea tan común que sigo escuchando de: “no le digas tal cosa para que no sufra”, puede suponer un efecto rebote aún mayor. Los niños también tienen que atravesar por emociones y los adultos acompañarles.
· LA PARADOJA DE LA LIBERTAD
La mayoría de la población echa de menos volver a la vida que tenía. Las rutinas nos proporcionan una coherencia, estabilidad y previsibilidad que nos protege frente a “lo desconocido”, ahora bien, nos hace menos libres, ya que si todo fuera siempre de la misma manera, con las mismas normas, nuestra capacidad para elegir, vivir lo diferente y el cambio estarían totalmente limitadas.
Por ello hablo de una paradoja, la incertidumbre provoca angustia pero a la vez nos da libertad. La clave sería vivirla en una dosis soportable que nos permita movernos con libertad.
· CÓMO MANEJAR LA INCERTIDUMBRE
Necesitaremos contactar con nuestros recursos yoicos (comentados en el post del mes anterior: http://www.mariapsicologamadrid.com/blog/2020/4/6/dejara-alguna-herida-psicologica-la-cuarentena-por-el-coronavirus ) y seguir apoyándonos en nuestro vínculos sociales como ideas más básicas.
Quiero compartir con vosotros un breve testimonio que me ha emocionado especialmente en relación al manejo de la incertidumbre incluso en situaciones extremas: el testimonio es de una mujer que durante la dictadura argentina fue secuestrada y torturada, y relataba cómo uno de los peores sufrimientos de ese tiempo era la INCERTIDUMBRE vivida entre las sesiones de la tortura: no saber cuándo volvería el torturador, ni qué haría, ni si volvería solo o acompañado… y esa imposibilidad de predecir era realmente dolorosa al mismo nivel incluso que la tortura en sí. Contaba que una de las cosas que le ayudaban a manejar la incertidumbre era recurrir a las HISTORIAS DE SU PASADO: rememoraba recuerdos una y otra vez, ya que sentía que eso no se lo podía quitar nadie. Esto remite de nuevo a los recursos yoicos que cada uno de nosotros tenemos, y a buscar en datos reales de nuestro pasado y nuestras vidas en las que hayamos sido capaces de atravesar situaciones difíciles de una manera satisfactoria.
· YA LO DECÍA SÓCRATES…
Este filósofo griego tiene esta célebre frase: “Sólo sé que no sé nada y al saber que nada sé, algo sé”. De la incertidumbre también podemos sacar aspectos positivos:
-Necesitamos aceptar nuestras LIMITACIONES, y frenar nuestra omnipotencia frente al pensar, sentir y actuar de nuestras vidas. No sabemos todo, ni podemos con todo, ni sabemos siempre las respuestas de todo.
-Gracias a la incertidumbre, estamos abiertos a aprender.
-No existe la certeza absoluta de nuestras vidas, la vida es un constante ir y venir.
Y unido a lo anterior, recordad que los planes nos tranquilizan pero realmente las circunstancias de la vida se escapan a nuestro control. Probablemente todos hayamos vivido la experiencia de que basta sólo con un instante para cambiar y ponernos la vida patas arriba, así que necesitaremos acostumbrarnos a convivir con la incertidumbre.