Durante estas semanas tanto a los pacientes que sigo atendiendo como a las personas que están en mi entorno, les he escuchado directa o indirectamente hacerse esta pregunta, y por ello me he decidido a reflexionar junto a vosotros sobre su respuesta.
Para la Real Academia Española la palabra HERIDA significa: “perforación, desgarramiento, golpe, ofensa, aquello que aflige y atormenta el ánimo”. Es probable que alguno de estos significados lo podamos aplicar a nuestra situación actual. Ahora bien, habría que distinguir entre distintos grupos en función de la herida:
-Aquellos a los que les supondrá un RASGUÑO SUPERFICIAL, que quizá ni provocará una cicatriz, sino que se curará y se recordará como una parte de la historia de cada uno de nosotros y de la historia de la humanidad. Duele el golpe en el presente, pero con el paso del tiempo, no dejará mucha más huella que el recuerdo y el cómo se vivió.
Por ejemplo: personas que actualmente tienen una situación estable (en lo laboral, económico, personal, familiar, emocional…) y que esta situación les coloca en una adaptación a algo nuevo. Pueden sentir angustia, preocupación, miedo, malestar, incertidumbre… pero todo dentro de un marco contenido.
-A otros, les provocará una HERIDA un poquito más profunda, que sí tendrá como consecuencia cierta cicatriz, requerirán una cura, un seguimiento de la herida, una supervisión de cómo va cicatrizando.
Por ejemplo: cualquier persona que esté teniendo una pérdida real (de un ser querido que fallece por coronavirus y que no está pudiendo despedirse, quien pierda su trabajo y esté pensando cómo volver a tener ingresos, parejas que se divorcien o separen a causa de la cuarentena…), personal sanitario que está sumido en un constante estrés y cómo cuidarán posteriormente su salud mental…
-Y otro grupo que antes de que se proclamara el estado de alarma ya estaban con heridas PREVIAS que no habían sanado, podían estar en carne viva, heridas que no habían cicatrizado bien… Esta situación actual se ha añadido a todo lo anterior: ha removido situaciones traumáticas del pasado, duelos no elaborados previamente, situaciones de angustia anteriores (sentimientos de soledad, abandono, fragilidad emocional…).
¿Os podéis ubicar en alguno de estos grupos?
Hay que entender que este confinamiento nos ha colocado a todos en una CRISIS INDIVIDUAL. Hablo de “crisis” entendiéndolo como un estado transitorio de DESORGANIZACIÓN frente a una situación nueva y que nos coloca el RETO de tener que abordar todas las áreas de nuestras vidas adaptándonos a los cambios.
En una situación crítica es probable que no nos sirva la manera en que veníamos resolviendo una determinada situación, ya que todo lo de ahora es nuevo, nunca lo habíamos vivido y necesitaremos buscar nuevas formas para enfrentarnos.
En una crisis personal como ésta, nuestro EQUILIBRIO físico, mental, relacional, emocional se ha visto ALTERADO. Tenemos limitado el movimiento físico, nuestras emociones pueden estar oscilando continuamente durante estas semanas (sentir tristeza, frustración, miedo, confusión, culpa, soledad), pone a prueba nuestras relaciones interpersonales (pareja, familia, hijos, amigos).
Toda crisis va de la mano de dos elementos al mismo tiempo: PELIGRO y OPORTUNIDAD. Si entendemos y nombramos que estamos en una “CRISIS PERSONAL”, entenderemos lo que nos pasa ahora y nos pasará durante las próximas semanas, aunque haya muchas preguntas que aún no podamos responder.
El PELIGRO supone lidiar con la incertidumbre de no saber cómo cambiarán nuestras vidas, durante cuánto tiempo, qué consecuencias habrá a nivel personal y grupal en la economía, salud, ámbito laboral, relacional…
La OPORTUNIDAD está en poder sacar a relucir nuestros RECURSOS YOICOS (después me detendré un poco más en este término), en aprender todo lo vivido, por sostener y autocuidarnos en estos momentos tan difíciles.
Hay otro aspecto que he escuchado tanto a mis pacientes como a mis allegados que les está ayudando a sobrellevar la situación y no sentirse solos: el SENTIMIENTO DE PERTENENCIA: no sólo hay una CRISIS PERSONAL, sino también GRUPAL: todos estamos pasando por lo mismo. Aunque no podemos perder de vista que depende del soporte y la base que tenga cada uno, enfrentará este momento de manera diferente. Me viene a la mente el CUENTO DE LOS 3 CERDITOS: los 3 tienen el mismo enemigo, el LOBO (en nuestro caso el coronavirus), ahora bien, cada uno posee una casa: de PAJA, MADERA O LADRILLO. Si tengo una casa de ladrillo, podré sostener mejor el soplido del lobo y será difícil que pueda entrar a comerme; sin embargo, si mi casa es de paja o madera, tendré menos recursos para hacer frente al lobo.
Al final, de lo que estoy hablando es del tipo de RECURSOS y FORTALEZAS que tenemos cada uno para enfrentar cualquier situación difícil que se nos presente, lo que antes denominé: RECURSOS YOICOS. Siguiendo con esta idea de recursos y fortalezas del YO que nos pueden ayudar en estos momentos de cuarentena, poseer un CASA DE LADRILLO sería tener:
Capacidad de APRENDER y ANTICIPARSE frente a próximas situaciones que pudieran venir. Esta es fundamental, y tal y como comentaba en el post que escribí el otro día (http://www.mariapsicologamadrid.com/blog/2020/3/16/el-coronavirus-nos-obliga-a-pararnos) , sería poder rescatar aquellas situaciones del pasado en las que hemos podido superar otras crisis y entender qué nos ayudó a enfrentarla, así como aprender para el futuro.
Capacidad de REORGANIZACIÓN frente al cambio, buscando soluciones y nuevas maneras de adaptarse
Capacidad de SOSTÉN de la angustia, ansiedad y todas las emociones que estén apareciendo, pudiendo detectarlas, expresarlas, canalizarlas.
ADAPTACIÓN A LA REALIDAD, entendiéndolo como un proceso que llevará su tiempo.
Capacidad de REGULAR Y CONTROLAR LOS IMPULSOS. Por ejemplo, hay quien canaliza el enfado mediante el ejercicio físico, quien sale a la terraza a gritar a quienes no están en su casa confinados o quienes han comprado una dosis importante de alcohol para anestesiarse en estos días.
TOLERANCIA DE LA ANGUSTIA Y FRUSTRACIÓN. Conlleva tolerar mis limitaciones, y CONTENER mi angustia sin tener que actuarlo de una manera autodestructiva o destructiva hacia el exterior.
HISTORIA PREVIA de vínculos de apego, de contención y sostén, experiencias vividas de traumas pasados, crisis a las que uno se enfrentó y cómo salió de ellas.
¿Se nace con la casa de paja, madera o ladrillo o se puede CONSTRUIR?. Puede CONSTRUIRSE si no se tiene, pero primero tenemos que saber qué casa llevamos a cuestas. Si esta vez, nuestra casa o parte de ella se ha venido abajo, tendremos que responsabilizarnos en curar nuestra herida y CONSTRUIR una nueva casa o RECONSTRUIR la que ya teníamos para ANTICIPARNOS a futuros lobos que puedan aparecer.