El coronavirus ha llegado para quedarse una temporada, y tenemos que ser responsables y quedarnos en casa para conseguir que se vaya lo antes posible. He elegido como título: “El coronavirus nos obliga a PARARNOS”, ya que en muchas sesiones de psicoterapia con mis pacientes hablamos de que es tan necesario PARARSE: a pensar, ser consciente, sentir, entender, reflexionar… y me acordaba en estos días de muchas personas que he atendido y que han llegado a la consulta preguntando: ¿María, entonces QUÉ HAGO?, y muchas veces he respondido que la acción viene después, que primero hay que pararse a ser consciente de lo que ocurre para no actuar de una manera impulsiva. Ahora sí o sí TENEMOS que pararnos y para muchas personas que no estén acostumbradas a esto, puede llegar a ser abrumador tanto parón.

En Psicología se utiliza la palabra INUNDACIÓN cuando una persona se expone a aquella situación que le provoca algún tipo de estrés y del cual no va a poder escapar. Nos esperan unas semanas de INUNDACIÓN DE NOSOTROS MISMOS, y un objetivo importantísimo va a ser cuidar nuestra salud mental.

Otro recuerdo que he tenido a lo largo de estos días ha sido el del anuncio de la Navidad del 2018 de Ruavieja: “Tenemos que vernos más”, que hacía cálculos de cuánto tiempo íbamos a pasar con nuestros seres queridos antes de morir. Resultaba un tanto chocante y ahora aquí estamos 24 horas con algunos de nuestros seres queridos conviviendo durante las próximas semanas.

Entiendo que habrá muchas familias muy preocupadas por poder subsistir teniendo cubiertas sus necesidades básicas (alimentación, sueño, un lugar donde vivir, apoyo social, salud…) y esto es lo primero a solucionar cuando el coronavirus haya pasado y lo veamos desde lejos. Si esto no está cubierto, nada de lo que vaya a comentar a continuación tiene ningún sentido.

Me gustaría lanzar algunas reflexiones acerca de cómo sobrellevar estos próximos días en casa:

-Necesitamos ACEPTAR la INCERTIDUMBRE de la situación y lo cambiante que puede ir siendo, y más que luchar con ella, el reto va a ser cómo sobrellevarla. Entiendo que muchas personas estén tremendamente ASUSTADAS, pero también habrá que regular este miedo, observar con detenimiento cuánto nuestra cabeza está anticipando catástrofes futuras posibles o realmente inciertas, e irnos al día a día y a lo que vaya surgiendo para ir enfrentándolo desde el presente. Cuidado con dejarnos ir mucho en ese escenario negro del futuro, y seamos pacientes de ver paso a paso lo que acontece. Busquemos nuestro lado tranquilizador, o si no podemos acceder a él, hablemos con gente que sí lo tengo.

-El MIEDO a LA ENFERMEDAD Y MUERTE de nosotros o de nuestros seres queridos se ha hecho realidad. Normalmente este tema lo tenemos disociado, como si le tuviéramos en un cajón metido que nunca abrimos a no ser que algo lo desencadene. Por otro lado, no vivimos en una cultura que acostumbre a hablar de la enfermedad y la muerte de una manera natural, al contrario, se esconde, se tapa, se intenta pasar lo más deprisa posible… y ahora lo tenemos delante de una manera un tanto abrupta, sin esperarse, sin elegirlo y nos demuestra que necesitamos hablar más sobre este tema que todo ser humano tendrá que enfrentar en algún momento de su vida.

-El MANEJO DE NUESTRO TIEMPO, que ahora se antoja para muchos sin un objetivo específico:  qué hacer en casa y cómo ocuparlo o cómo dejarnos ir con él a momentos. Dar algún espacio para reconciliarnos con nuestras emociones y nuestras sensaciones corporales, aunque a veces no sean muy agradables: tristeza, miedo, frustración, alegría, impotencia, esperanza, enfado… pasaremos por muchas de ellas, y como siempre transmito, démoslas espacio, sintámoslas y veamos como salen al exterior. Es tiempo para tolerar el ABURRIMIENTO, al que no estamos acostumbrados, ya que no siempre hay que estar haciendo cosas productivas a toda hora. Tiempo para COMPARTIR con quienes no solemos tener tanto tiempo a diario, incluso para dedicarle a cosas que vamos posponiendo y que ahora podríamos realizar en casa. Tiempo para uno y tiempo para los demás. Marie Kondo hablaría de establecer un orden en la casa, yo dejo más abierto cómo cada uno se plantee los días, siendo una oportunidad para sacar algo nuevo.

-Es momento para la REFLEXIÓN de nuestras vidas: ¿en qué trabajo?, ¿me gusta lo que hago?, ¿quiero cambiar?, ¿cómo son mis vínculos con mis seres queridos?, ¿si no fuera por el coronavirus cuánto tiempo les dedico?, ¿y cuánto me dedico a mí mismo?, ¿cuáles son mis necesidades y qué cosas podrían pasar a un segundo plano en un momento de crisis?, ¿de qué apoyo social dispongo?… Son tantas y tantas preguntas las que me vienen a la cabeza que ya es cuestión de cada uno cuántas se haga.

-Rescatar FORTALEZAS, es decir, ¿cómo he manejado otras crisis o situaciones difíciles en el pasado?, ¿qué me ayudó?, ¿en qué partes de mí mismo puedo confiar para lidiar con las consecuencias de distinto tipo a las que me enfrente?. Este es un tema muy importante que tiene que ver con la CONFIANZA en uno mismo, y si creo que en otros momentos pude enfrentar situaciones difíciles, ahora también confiaré en que las pueda afrontar.

-Equilibremos la QUEJA con el APRENDIZAJE, es decir, podemos quejarnos y quejarnos de que estamos cansados, hartos, enfadados… pero intentemos aprender y llevarnos algo de esta situación que se nos plantea. Estos días veía la película española: “La trinchera infinita”(la cual recomiendo). La historia de Higinio es una historia de superación, de lucha, de dificultades, de miedo, de incertidumbre y de que todo pasa. Él tuvo que estar oculto y recluido durante 30 años de su vida, y dando este dato quizá ayude a relativizar nuestra reclusión.

-APOYARNOS y no dejar de estar en contacto con los demás, sobre todo para aquellas personas que vivan solas. Es muy emocionante la propuesta del aplauso a las 20h de la tarde para todos los sanitarios de España desde los balcones de nuestras casas, ya que es una manera de sentir una PERTENENCIA, una compañía en grupo que lucha frente a un tema de salud pública clave en nuestro país. Sentirnos arropados hará que el quedarnos en casa se sobrelleve mejor. Salir al balcón y ver a todos los vecinos saliendo al mismo tiempo hace que sientas que somos un grupo y luchar en conjunto nada tiene que ver con hacerlo en soledad.

Mucho ánimo a todos, y en especial a aquellas familias que están en una situación de vulnerabilidad social mayor. Si alguien necesita ayuda, yo sigo atendiendo vía Skype ya que las sesiones presenciales están suspendidas.

 

 

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