A lo largo de estos 11 años trabajando como psicóloga he atendido muchas demandas de personas (tanto en individual como en terapia de pareja) en las que el motivo de consulta tenía que ver con enganches en las relaciones amorosas: o bien que lo habían detectado y no sabían o podían salir, o bien porque ni siquiera lo habían identificado y se sentían mal sin saber por qué, o bien habiéndolo detectado tenían dudas de si seguir o no seguir… Los siguientes ejemplos son todos basados en mi experiencia clínica tras atender pacientes que estaban inmersos en enganches en las relaciones.
El objetivo de este post es poder ayudar a clarificar cada uno de estos vínculos y entender cómo son y de forma muy general saber cómo poder deshacerlo y construir una dinámica nueva si se puede, o bien despedirse de ese enganche. Quiero que se entienda la palabra “ENGANCHE” como un patrón repetido y continuado de una serie de dinámicas dentro de la relación amorosa, no como una conducta repetida aislada. A partir de ahora hablaré del “Otro” para referirme a cualquier persona de cualquier sexo y género que será la otra parte de la pareja.
“CAMBIARÁ …” (PROYECCIÓN)
“Cambiará…” tiene que ver con esperar que la persona que está a nuestro lado tarde o temprano acabará cambiando como a mí me gustaría, y se acabará adaptando a lo que yo espero, y hará lo que yo quiero, y me dirá lo que yo necesito… etc etc. Realmente este es un enganche más bien con uno mismo, ya que no vemos la realidad, negamos y no queremos ver que “el otro” es distinto a mí, y que no puede satisfacer todo lo que yo necesito.
Esto normalmente viene unido a una parte más infantil e inmadura de esperar una incondicionalidad por parte de la otra persona. Para resolver este enganche, es necesario ACEPTAR las diferencias, sobrellevar la frustración de que no es posible satisfacer todo lo que necesito. Si veo al “otro” de una manera real, asumiendo que habrá aspectos que pueda cambiar pero que va a haber otros que igual ni quiere ni puede cambiar, entonces ahí es donde uno tiene que decidir si se queda o se marcha.
Este tipo de enganche también es una manera de “salir de uno”, de no responsabilizarse, porque si me detengo a ver lo que la otra parte tiene que cambiar, dejo de mirarme a mí mismo.
“YO VOY A SALVARLE/ CAMBIARLE/ CONSEGUIRLE…” (NARCISISMO)
En este tipo de enganche hay muchas variantes: “Yo seré el salvador, le cambiaré, voy a conquistarle…” y tienen en común que hay un reto a conseguir, y hay una gran parte de narcisismo o ego puestos en ese objetivo: gracias a lo que yo diga, lo que haga… podré conseguir que “el otro” se salve, cambie, le conquiste… Para que se entienda mejor, un ejemplo de salvación sería parejas donde uno de los miembros tiene una adicción a alguna sustancia, y la otra parte está convencida de que saldrá de la adicción por su ayuda. O bien, cuando alguien ha dado señales de que no quiere tener ninguna relación y uno se empeña en poder conquistar y “conseguir” tener una relación con esa persona.
La salida de este enganche es reequilibrar las responsabilidades, asumir y aceptar que no podemos hacer tanto en relación a lo que le pase a las demás personas si ellas no ponen de su parte y no actúan. No podemos salvar a nadie si no está dispuesto a salvarse, y tampoco podemos conquistar a nadie que no quiere ser conquistado. En este enganche a veces nos olvidamos de la otra persona colocando al otro en una posición más vulnerable, sintiendo que somos IMPRESCINDIBLES para su vida. Es necesario colocarse al mismo nivel, de igual a igual.
“VIVIMOS EN EL PARAÍSO Y TAMBIÉN EN EL INFIERNO”
Este vínculo suele estar caracterizado por la palabra “INTENSIDAD”. Son relaciones muy intensas en las que tanto lo bueno como lo malo se vive con mucha intensidad. Cuando se disfruta, se disfruta muchísimo, y cuando se sufre, también es al extremo. A veces cuando la balanza va al lado del infierno, puede incluso haber faltas de respeto por ambos lados, agresividad verbal…
La salida de este enganche sería poder asumir y estar en tonos grises y no solo moverse en blancos y negros, aunque eso les pueda resultar más aburrido. Esto suele ser un reto para ambas partes de la pareja, ya que aunque sufren, a veces no quieren renunciar a la parte de intensidad y disfrute cuando se vive lo bueno. Tienen que ser conscientes de que el lado del infierno puede llegar a ser muy dañino para ambos.
“NI ESTAMOS JUNTOS NI ESTAMOS SEPARADOS” (AMBIVALENCIA)
Este es uno de los enganches más comunes que llegan a la consulta, vínculos en los que hay ambivalencia, no estamos juntos ni tampoco estamos separados. Hay una especie de limbo en el que ni se está, pero tampoco uno puede despedirse. Las personas que se ven inmersas aquí pueden tener miedo a equivocarse y a renunciar. Se mantienen con un pie dentro y con uno fuera para prolongar la decisión de posicionarse. Hay una ambivalencia de sentimientos, a veces se siente una cosa y otras veces se siente otra, o bien es muy común que “la parte racional” quiera despedirse y que “la parte emocional” quiera quedarse. ¿A quién hacer caso?
Salir de aquí implicaría posicionarse y renunciar al otro lado, probar el seguir si se puede introduciendo cambios o aceptando lo que hay, o bien despedirse y distanciarse. No hay algo que enganche más que el refuerzo intermitente: a veces sí te doy, y otras no. Este enganche va acorde a la frase típica: “Ni contigo ni sin ti”.
“Y TÚ MÁS” (RIVALIDAD, RELACIONES DE PODER)
En este tipo de enganches suele ser típico la competición, la rivalidad, querer “ganar” frente al adversario que es la pareja, y entra el juego el poder. Si uno gana, entonces otro pierde, eso quiere decir, que siempre va a haber uno que se va a posicionar por encima del otro y viceversa. Cuando hay discusiones la frase más escuchada será: “y tú más, o y tú también”… y pueden eternizarse porque si solo se echan balones fuera, el cambio va a ser difícil que llegue.
Salir de aquí como una dinámica repetida y estable va a implicar empezar a hablar desde el “YO SIENTO, YO PIENSO, YO HAGO…” y hacerse cargo de lo de uno, y la otra parte lo mismo, ¿para qué? Para NEGOCIAR. Asumir y aceptar que a veces se ganará, otras se perderá y otras se empatará, pero que el poder va a ser algo dinámico.
“SIN TI LA VIDA NO TIENE SENTIDO”
En este tipo de enganche suele haber una persona con un sentimiento de valía pobre y deposita en “el otro” muchos aspectos propios para que le salven, le protejan, le cuiden, le amen… Sería el contrario al segundo enganche del que hablé antes. Hay una gran dependencia emocional ( y a veces también económica, social, familiar…) en la que la persona puede sentir que no es nadie sin la pareja.
Suelen ser enganches donde existe poco espacio individual, hay una fusión en la relación, y uno suele tener más poder que el otro en la misma. Suele haber un miedo muy grande a la separación, e incluso sienten que se sentirían abandonados si otro no está. En casos más graves, pueden incluso pensar en el suicidio si la relación se rompiera.
Salir de este enganche implicaría que la persona que se siente en una infravaloración pudiera recuperar su valía personal, confianza, seguridad en sí misma para poder reequilibrar la relación de una manera más saludable. El que tiene mucho poder también tendría que ayudar a la parte que se siente más vulnerable a subir.
“NO ES PARA TANTO” (MINIMIZAR O NEGAR)
Este enganche implica “no querer” ver lo que hay, como decía un paciente mío, meter debajo de la alfombra los temas conflictivos, entonces se minimiza pensando que igual no es para tanto o bien se niega : “directamente eso no existe”.
La salida de este enganche sería colocar delante y enfrentar aquello que se está minimizando y negando, y siempre teniendo en cuenta la gravedad de lo que se pueda estar negando o minimizando. (Por ejemplo hay relaciones de abuso y maltrato donde un mecanismo habitual es minimizar y negar lo que está sucediendo). También hay que dar tiempo a que esto se pueda ir viendo, no siempre es rápido poder enfrentarlo.
Espero que os haya resultado interesante y seguro que quedan por ahí muchos enganches que no he comentado, si os apetece compartirlos: ¡adelante!