Entiendo que el título que hoy propongo puede resultar algo controvertido, alguien podría pensar: ¿Cómo que la ansiedad va a ser aliada y mucho menos querida?. Para quien no piense esto, hoy vengo a explicar por qué. Me ha parecido muy gráfica la foto que he escogido: el mono negro simbolizaría a la ansiedad que a veces se pega a uno, y ahí está el otro mono con cara de susto dejándose abrazar. Mi objetivo hoy es poder mirar a la ansiedad desde una perspectiva diferente, incluso con algo de cariño porque realmente nos ayuda a comprender qué nos está sucediendo.
Es muy común para mí escuchar en la consulta a muchas personas pedir que quieren QUITARSE la ansiedad, que no quieren volver a tenerla, que cómo hacen para controlarla y para deshacerse de ella. La ansiedad es incómoda, molesta, duele, asusta, preocupa, inquieta, provoca enfado, frustración… pero también nos comunica, nos alerta, nos transmite, nos informa… hay que aprender a escucharla y entenderla.
¿PARA QUÉ SIRVE LA ANSIEDAD?
La ansiedad es un conjunto de síntomas que habitualmente notamos a nivel corporal (dificultad para respirar o hiperventilación, sudoración, el corazón late cada vez más rápido, hormigueo, temblor…) y la función principal es comunicarnos que ALGO ESTÁ OCURRIENDO. Tiene una función de alarma y alerta, y somos nosotros quienes tenemos que darle un SIGNIFICADO a esas señales y conectarlas con las EMOCIONES que sentimos. Imaginad que alguien dijera que quiere quitar la alarma de incendios de un edificio, pensaríamos que por qué, que sería una locura porque si hay un incendio ya que no nos enteraríamos, pues esto es algo parecido. La ansiedad es una alarma que tenemos que aprender a apagar si no hay incendio, y si hay incendio, ocuparnos del mismo.
EL MODELO TEÓRICO DE PETER LEVINE
Peter Levine es un psicólogo estadounidense que ha investigado y trabajado en temas relacionados con el trauma, dando un papel muy importante al CUERPO. Él explica que cualquier RECUERDO completo que tengamos tras una experiencia pasada se compone de varios elementos, y que cuando un recuerdo se queda bien integrado es porque todos estos elementos encajan como las piezas de un puzzle:
-SENSACIONES CORPORALES: dolor, temblor, escalofrío, calidez, estremecimiento, bloqueo, parálisis, ligereza, pulsaciones, presión, mareo…
-IMAGEN VISUAL
-COMPORTAMIENTO: se refiere a la acción o acciones que hacemos frente a un hecho determinado
-EMOCIÓN: identificar si sentimos tristeza, alegría, miedo, frustración, impotencia, enfado…
-SIGNIFICADO: poder ENTENDER todos los elementos anteriores y darnos una explicación a nosotros mismos sobre el hecho vivido.
Normalmente todo esto anterior ocurre deprisa, está automatizado y la mayoría de las veces no somos conscientes de ello. Un ejemplo de un recuerdo vivido que no provoque malestar puede ser: “Ayer mientras estaba viendo una serie sentada en el sofá de mi casa (imagen), sonaron mis tripas (sensación corporal), supe que era la hora de ir a cenar (significado), me sentí contenta (emoción) porque tenía ganas de probar un plato nuevo y me levanté hacia la cocina (comportamiento). Esta es una escena que no requiere ningún tipo de alerta ni alarma para el organismo porque todos los elementos están resueltos, ahora bien, ¿Qué pasa cuando nos falta descifrar alguno de ellos?
La ANSIEDAD aparecería cuando tenemos SENSACIONES CORPORALES que interpretamos erróneamente, que pueden estar más descontroladas, no hay EMOCIONES que conectemos con dichas sensaciones y suele aparecer el MIEDO de una manera generalizada. Además no existe un SIGNIFICADO para la persona sobre lo que está ocurriendo, y de repetirse estas sensaciones corporales que no hemos sabido integrar, entramos en un círculo vicioso donde el COMPORTAMIENTO que acaba apareciendo es el de EVITAR las situaciones que disparan esas sensaciones y emociones que no entendemos.
Un ejemplo sería: Sofía iba en el metro y había mucha gente (Imagen) y ha empezado a notar cómo su corazón empezaba a ir más deprisa, ha notado que su respiración iba cada vez más rápido (SENSACIONES CORPORALES), no sabía qué le pasaba ni qué sentía (EMOCIÓN no identificada), ha tenido que salir del metro (COMPORTAMIENTO: Huida) y cree que va a darle un ataque al corazón (SIGNIFICADO erróneo) y ha pensado que no va a volver a coger el metro más (Comportamiento de evitación futura).
QUÉ NOS PUEDE AYUDAR A QUERER Y NO ODIAR A NUESTRA ANSIEDAD
-APRENDER A TOMAR CONCIENCIA DE NUESTRO CUERPO: esto lo podemos hacer a través de un ESCANEO de nuestro propio cuerpo. Sentarse, recorrer el cuerpo de arriba abajo buscando si estás cómodo/a, si hay alguna zona con tensión, algún dolor o incomodidad. Cuanto más conozcamos nuestro cuerpo, sepamos lo que siente, cómo lo siente, cuándo lo siente y para qué lo siente, menos miedo nos dará.
Siguiendo con el ejemplo anterior, Sofía notó unas sensaciones corporales que indicaban que su cuerpo estaba más activado. Habría que indagar para saber si lo que le ha ocurrido ha sido algo puntual de una situación donde al haber mucha gente en el vagón, se ha agobiado y su cuerpo se ha puesto en alerta y amenaza y ya está, y sólo necesitaba tranquilizarlo. O bien esto era un disparador de alguna situación pasada no resuelta.
-NOMBRAR Y DESCRIBIR LAS SENSACIONES CORPORALES: así como con las emociones es muy importante nombrarlas, pasa lo mismo con las sensaciones corporales. Necesitamos habituarnos a tener un LENGUAJE de sensaciones corporales para poder entenderlas. Ej: “Siento dolor, tensión, presión, alivio, calidez, relajación, estremecimiento, escalofríos…”
-PODER SEPARAR EMOCIÓN DE SENSACIÓN: esto es muy importante. Las sensaciones corporales no son lo mismo que las emociones que sentimos, luego no podemos confundirlas. Una cosa es lo que nuestro cuerpo, (nuestros órganos, músculos, vísceras, extremidades) nos indican y otra es el sentimiento que tenemos.
Ej: sentir dolor de cabeza sería la sensación corporal y la emoción asociada podría ser enfado.
-IDENTIFICAR LAS EMOCIONES QUE VAN UNIDAS A LAS SENSACIONES CORPORALES: como comentaba anteriormente, separar sensación de emoción es clave, y nombrar a las emociones vinculadas a las sensaciones ayudará a completar el puzzle.
-TOMAR CONCIENCIA Y VER QUÉ SIGNIFICADO QUEREMOS DARLE A DICHAS SENSACIONES. La parte de dar significado es muy importante y nada fácil. Dar significado a algo implica tener en cuenta la historia vital de una persona, sus experiencias pasadas, sus vínculos de apego, situaciones traumáticas vividas, relaciones interpersonales, recursos y capacidades, estrategias de afrontamiento…
Por tanto, siendo una pieza clave, como veis es muy compleja porque abarca muchas áreas. Esto es lo que se hace en terapia cuando alguien trae episodios de ansiedad aparte de todo lo anterior. Si no entendemos algo, no vamos a poder seguir adelante “tranquilos” con ello. Y si lo que estábamos haciendo era darnos un significado erróneo, esto puede ser muy dañino para nosotros y habrá que buscar otro tipo de significados y entender por qué estaba intentando verlo de esa manera.
Si Sofía estuviera acostumbrada a conocer las señales que lanza su cuerpo, y supongamos que no ha habido nada traumático previo, ella podría entender que su cuerpo se habría activado por el hecho de que hubiera habido mucha gente en el vagón y que faltara algo de aire, y eso la hubiera asustado. Pero si ella le da un significado puntual de que es por todo esto, que está segura y que realmente no le va a pasar nada, va a tranquilizarse y las sensaciones corporales se irían regulando. Así habría aprendido a activarse y desactivarse sola.
-BUSCAR COMPORTAMIENTOS QUE NOS CALMEN, PROTEJAN. SIRVAN DE APOYO: aquí entraría lugar la parte de recursos y capacidades individuales, apoyo social, recuerdos del pasado gratificantes…
-DAR TIEMPO Y ESPACIO PARA TODO ESTO. En términos generales, no solemos dedicar mucho tiempo a PARARNOS, a escuchar lo que nuestro cuerpo nos dice, nuestras emociones, ya que estamos más acostumbrados a los pensamientos y las acciones. La ansiedad necesita TIEMPO Y ESPACIO.
A veces pregunto a mis pacientes: ¿Cuándo en esta semana has podido pararte para escuchar a tu cuerpo y tus emociones? Y muchas veces me encuentro la misma respuesta: “En ningún momento”.