Hoy he decidido dedicar este post al área de la sexualidad. Es poco frecuente que un paciente llegue a consulta hablando directamente de este ámbito y de cómo se siente. De hecho, lo más habitual es que conforme transcurran las sesiones, aparezca oculto bajo otros temas. Probablemente aún haya muchos tabúes, miedos y vergüenza a hablar abiertamente sobre cómo se vive la sexualidad, y más cuando existe alguna dificultad o problema.
Voy a centrarme en los aspectos positivos y saludables, y no tanto en las dificultades y problemas. Y para empezar una de las preguntas que os hago sería: ¿cómo es mi satisfacción sexual? Entendida como el grado en el que una persona disfruta de sus relaciones sexuales y de su sexualidad. Ya sea alta o baja, os animo a seguir leyendo algunos de los principales elementos para poder tener una sexualidad saludable:
PODER ESTABLECER UNA RELACIÓN ÍNTIMA: esto significa poder comunicarse de manera abierta, comprender y respetar los deseos del otro y que los propios sean también entendidos y respetados.
Hay muchas parejas que aún hoy en día no se comunican ni hablan. Sigue habiendo una idea extendida de adivinación del pensamiento : “Si me conoce, tiene que saber lo que me gusta”. Así como no nos sorprende que una pareja hable de dónde van a irse de vacaciones y qué van a hacer, de la misma manera, tendría que ser natural poder hablar del deseo sexual de cada uno, de las fantasías, de las preocupaciones o miedos…
CONSENSUAR QUÉ LÍMITES EXISTEN POR CADA UNA DE LAS PARTES: la pareja tiene que conocer dónde están los límites del otro y propios.
Por ejemplo, me contaba una pareja en consulta que a una de las partes no le gustaba una determinada postura y que le provocaba dolor y malestar, pero que le incomodaba decirlo por si el otro se molestaba o enfadaba. Este silencio hacía que en muchos momentos evitara todo contacto físico y la otra parte sacaba sus propias conclusiones erróneas de qué estaba ocurriendo.
ADENTRARSE EN LA RELACIÓN SEXUAL SIN UNAS METAS CONCRETAS A ALCANZAR: la idea sería que el objetivo fuera disfrutar, ya sea que el encuentro sexual se quede en juegos y tocamientos, o que acabe en penetración. Este es uno de los puntos más complicados de llevar a cabo. Sigue estando muy presente que una relación sexual no es satisfactoria si no se llega a la penetración y al orgasmo de ambas partes. Esta idea es muy reduccionista y sólo trae problemas entre los miembros de la pareja.
Hace poco vino a terapia una pareja que estaban tan obsesionados con poder llegar ambos a tener un orgasmo en cada relación sexual, que cada vez que iniciaban un acercamiento, sólo aparecía bloqueo, ansiedad y terminaban enfadándose. Él había tenido episodios recurrentes de problemas de erección, y ella se sentía con menor deseo sexual. Fue muy importante trabajar sobre este punto.
SER CAPAZ DE CAMBIAR LOS “ROLES”: Esto tiene que ver con quién toma la iniciativa, quién ocupa un lugar más activo, quién propone nuevos patrones sexuales… Normalmente suele haber una parte de la pareja que ocupa un lugar “más activo” a la hora de tomar decisiones y acercarse al otro. En un primer momento no tiene por qué ser un conflicto, pero me he encontrado que a lo largo de los años, hay una queja de que esos roles se equilibren, es decir, que quien adopta una posición más “pasiva” también sea capaz de tomar la iniciativa en ciertos momentos y viceversa.
SER FLEXIBLE PARA CAMBIAR DE PATRÓN SEXUAL PARA DISMINUIR LA SENSACIÓN DE RUTINA. Esto es más probable que ocurra cuando una pareja lleva varios años de relación. A veces, incorporar novedades y cosas distintas, (lugares diferentes, prácticas nuevas, uso de elementos audiovisuales, libros, objetos eróticos) ayuda a la pareja a salir de una sensación de rutina.
MANEJO DEL TIEMPO PARA EL SEXO: este es otro punto crucial.
Por un lado, suelo observar parejas donde tienen manejos de tiempos distintos, uno quiere ir más rápido que otro, o bien, una parte necesita más preliminares y otra menos. Es importante negociar y ajustar estos tiempos, y esto sólo se puede hacer siempre que haya comunicación en la pareja. Por otro lado, vivimos en un mundo rápido, con prisas, con poco tiempo... y el estrés nunca es un buen compañero de una satisfacción sexual.
DIFERENCIAR ENTRE AFECTOS Y SEXUALIDAD: este es otro elemento muy subjetivo dentro de cada miembro de la pareja. Hay personas que tienen diferenciado la afectividad de la sexualidad, y otras, quienes son incapaces de tener una relación sexual sin afectos. Si conoces a tu pareja en este sentido, será más fácil que os podáis compenetrar y entender. El conflicto puede venir cuando una parte no necesite afecto junto a la sexualidad y el otro sí.
CONOCERSE A SÍ MISMO: Este aspecto lo he colocado en último lugar, pero quizá tenga el mayor peso de todos. Si uno no se conoce a sí mismo, es decir, no reconoce qué estímulos promueven el deseo y la propia excitación, cómo vivo la masturbación, cómo conozco mi cuerpo… va a ser muy difícil que haya un encuentro con otra persona de manera saludable. Para poder encontrarse de manera satisfactoria con el otro, es fundamental sentirnos cómodos con nosotros mismos.
Para concluir, rescato varias de las palabras que se han repetido durante todo el post: COMUNICACIÓN, SATISFACCIÓN, RESPETO, NEGOCIACIÓN Y AUTOCONOCIMIENTO.