Las emociones son una parte esencial en el trabajo de psicoterapia. Si no se trabaja con ellas, nunca se producirá un cambio profundo. Partiendo de este principio, me he quedado encantada con la película DEL REVÉS, y por ello, he decidido escribir este post.
En la película “DEL REVÉS (INSIDE OUT)”, explican de manera detallada la importancia que tiene lo que sentimos y cómo queda registrado y almacenado. Hablan de memoria a corto plazo y a largo plazo, incluso de RECUERDOS ESENCIALES que son teñidos con ciertas emociones, y que ayudan a manejar situaciones futuras. Este concepto de recuerdos esenciales es un objetivo clave en un proceso de psicoterapia. La acumulación de esos recuerdos esenciales acompañados de sus emociones son parte de nuestra identidad, y se crean a través del vínculo con la familia, con los amigos, con nuestros hobbies, el colegio, la pareja…
Ese almacén de recuerdos esenciales a veces está compuesto por una predominancia de una emoción en concreto, y lo que se intenta en la psicoterapia es elaborar la emoción que les acompaña (expresándola, poniéndole palabras) para poder reparar el recuerdo y almacenarlo desde una emoción distinta, más adaptativa, para conseguir tener experiencias futuras diferentes. A veces, el proceso de cambio emocional se produce al revés, una experiencia emocional diferente en el presente puede reparar recuerdos esenciales del pasado.
Voy a poner un ejemplo para que quede más claro: imaginemos una persona que ha tenido una experiencia de maltrato con sus padres, y sus recuerdos esenciales están teñidos de miedo, dolor, desconfianza frente a los demás. Y esa persona después ha continuado eligiendo parejas que no le respetan ni le hacen sentir bien.
El trabajo en psicoterapia podrá hacerse de dos modos: que la persona pueda conseguir en el momento presente crear un vínculo sano con alguien importante para ella (nueva pareja, amiga, psicólogo…) y será el primer paso para reparar las experiencias del pasado, ya que tu memoria empezará a registrar algo nuevo: “Merezco ser tratada bien”.
O bien, se podrá hacer desde el pasado al momento presente, que consistirá en ir trabajando con las experiencias traumáticas del pasado, para expresarlas, procesarlas y repararlas y vivir el presente desde otro modo.
Estos dos caminos del pasado al presente o del presente al pasado hay que trabajarlos de maneras paralelas.
El trabajo emocional es el más difícil dentro de una terapia, y es el que requiere más tiempo. Algunos pacientes piden cambios rápidos, y yo siempre les digo que cambiar los pensamientos o las acciones (conductas), es relativamente sencillo, pero que sin el cambio emocional, no hay cambio duradero y estable en el tiempo. El otro día una paciente me decía: “María, quiero pensar que no soy una persona horrible, pero me siento una persona horrible”.
Volviendo a la película, las emociones a las que dan protagonismo son: ALEGRÍA, TRISTEZA, ASCO, IRA y MIEDO. La ALEGRÍA es dicharachera, intenta siempre ver el lado positivo y las soluciones que hay. La TRISTEZA está envuelta en un mar de lágrimas, y sólo ve desesperanza y negativismo por todos lados. El ASCO advierte de lo desagradable y lo displacentero. La IRA aparece cuando no está de acuerdo con algo, cuando siente que la están dañanado, y el MIEDO cuando hay una amenaza o un peligro que pone en juego la seguridad de uno mismo. Me gusta cómo están tratadas y sobre todo, que se validan a cada una de ellas.
La película explica muy bien conceptos como el olvido, el subconsciente (que tanto hablamos de él en psicoterapia), el pensamiento abstracto versus el pensamiento concreto, la imaginación, y el paso de la niñez a la vida adulta, y de todo lo que tenemos que despedirnos en esa etapa.
Aparte de recomendar la película, quiero hacer dos recomendaciones de dos libros que tratan de manera muy interesante las emociones:
EMOCIONARIO. Cristina Núñez y colaboradores. Editorial Palabras Aladas. 2013
El libro infantil EL MONSTRUO DE COLORES. Ana Llenas. Editorial Flamboyant. 2012.
En resumen, es una película maravillosa que recomiendo a todo el mundo a que se siente a verla, pensarla, sentirla y vivirla. Y no dejéis de dar un lugar privilegiado a lo que sintáis en vuestras vidas, tenemos que cuidar nuestro almacén de recuerdos esenciales.