Lo que se conoce como descontrol con la comida, lo llamamos INGESTA COMPULSIVA. Este tipo de situaciones se dan cuando se come en un período corto de tiempo una cantidad de comida que es superior a la que comería una persona en un período similar, se experimenta un impulso o ansiedad frente a la comida y además se tiene la sensación de falta de control sobre la ingesta.

          Los episodios de ingesta compulsiva pueden formar parte dentro de un trastorno alimenticio (anorexia, bulimia…) o bien, pueden ser episodios que no llegan a ese nivel de gravedad, pero sí conforman un problema para la vida de la persona.

¿Qué nos lleva a un episodio de ingesta compulsiva?

          -Sentimientos desagradables: a veces es difícil  identificar la emoción que precede a la ingesta compulsiva, pero las más habituales son tristeza, ansiedad, aburrimiento, irritabilidad, enfado, soledad…

          -Baja autoestima: tener una imagen de sí mismo desvalorizada, y dar una gran importancia al físico en comparación con otros aspectos de la personalidad.

          -Perfeccionismo y pensamiento de TODO-NADA: tener una excesiva exigencia sobre uno mismo. Si uno es muy rígido con lo que come, las personas que suelen tener un pensamiento más dicotómico de blanco o negro, tendrán tendencia a la ingesta compulsiva en los momentos en los que se frene la exigencia. Sería algo así como “o me prohíbo comer, o ya que me he saltado la dieta, qué más da seguir comiendo lo que sea”.

          -Impulsividad: personas a las que les suele costar controlar sus impulsos no sólo en el terreno de la alimentación, sino en otras áreas de su vida. Tienden a tener dificultades para tolerar la incertidumbre, las frustraciones, para esperar…

          -Hacer dieta restrictiva:

  1. Ayunar,  saltarse una o varias comidas, favorece los episodios compulsivos.

  2. Restringir la cantidad de comida ingerida o incluso tener alimentos “prohibidos” suele aumentar el deseo y la ansiedad por comerlos.

          -Malestar con el propio cuerpo:  sentirse gordo/a y sentir que se querría adelgazar y perder peso.

          -Ambiente familiar: si en la familia hay otros miembros que también están preocupados por el peso, o que han tenido episodios de ingesta compulsiva, puede favorecer que se aprenda a manejar diferentes situaciones a través de dicha ingesta. Suele ser habitual que haya más de un miembro de la familia con esta problemática.

¿Qué puedo hacer para manejar este tipo de situaciones?

          -En primer lugar, hacer consciente la secuencia que se produce en la ingesta compulsiva. Qué nos ha llevado a ella ( a nivel no sólo de pensamientos sino también emocionalmente), cómo sucede y qué ocurre después.

          -Manejo de las emociones. Me atrevería a decir que en el 100% de las personas en las que se dan episodios de ingesta compulsiva, está en juego algún conflicto emocional.

          -Detectar situaciones de riesgo: cuándo se producen, con qué tipo de alimentos (¿son prohibidos?), estando solo o acompañado, en casa o en otros lugares, en qué momentos del día…

          -Establecer un patrón de alimentación regular: hacer como mínimo tres comidas al día, no saltarse ninguna. Tener una alimentación variada con todo tipo de alimentos. Que no pase más de tres o cuatro horas entre comidas y tentempiés. Y que no existan alimentos prohibidos.

          -A la hora de comer, dedicar un tiempo considerable a saborear y masticar los alimentos. Es decir, hacer un ejercicio de toma de conciencia acerca de lo que uno está comiendo y cómo lo come.

          -Evitar el uso de vómito autoinducido, y el abuso de laxantes y diuréticos. Si esto aparece de manera continuada, recomiendo solicitar ayuda profesional.

          -Manejo de la ansiedad y el impulso a comer. Hay que intentar posponer ese deseo durante un tiempo, incluso media hora podría ser suficiente para que el impulso disminuya lo suficiente como para resistirse a él con facilidad.

          -Introducir el ejercicio físico como una actividad complementaria a perder peso.

          -Saber esperar: eliminar los episodios de ingesta compulsiva conlleva un proceso a medio y largo plazo. No existen soluciones rápidas.

          Todo esto puede parecer sencillo, pero en realidad no lo es. La ingesta compulsiva guarda muchas similitudes con mecanismos que aparecen en adicciones a las drogas, al sexo, a videojuegos... A veces es necesario profundizar para descubrir ¿PARA QUÉ me sirve a mí en mi vida esta manera compulsiva de comer?. Animo a pedir ayuda profesional a toda persona que sienta que está interfiriendo en su vida y no sepa cómo pararlo.

 

 

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