Durante todos estos años atendiendo en la consulta me he encontrado a muchos adultos con altas capacidades y todos ellos tenían algo en común: la vergüenza de ser superdotados. De hecho, esta información acababa saliendo siempre de refilón, como de manera rápida o quitándole hierro al asunto. Es por ello que quiero dedicar el post de hoy a todos los adultos que tienen altas capacidades y al sentimiento de vergüenza que les ha acompañado.

·        LAS ALTAS CAPACIDADES O SUPERDOTACIÓN

La mente de una persona superdotada es mucho más que tener un cociente intelectual elevado, ya que es el resultado de una combinación de diferentes áreas:

-Intelectual: existe una curiosidad profunda, amor por el conocimiento y el aprendizaje, por la resolución de problemas, observación aguda, tener preguntas indagatorias, búsqueda de la verdad…

-Emocional: gran preocupación por los demás, mayor sentido del bien y de la justicia, empatía, lealtad y responsabilidad.

-Creatividad: visualización detallada y compleja, amor por la fantasía, creatividad, inventos, interés por la música y el arte, preferencia por lo inusual y único.

-Sensorial: experiencia sensorial compleja y profunda de estímulos visuales, auditivos, olfativos, gustativo y táctil.

-Existencial: enfoque alto y complejo en el significado, valores, ética, moralidad.

·        LAS EMOCIONES Y LAS ALTAS CAPACIDADES

La persona con altas capacidades a pesar de ser muy sensible y empática, puede no haber aprendido a clasificar bien entre la diversidad de las emociones que siente, ponerles nombre, diferenciarlas y manejarlas para que ni se inhiban ni se descontrolen. Esto es lo que se denomina desarrollo ASINCRÓNICO, ya que mientras el área cognitiva está muy desarrollada, el área emocional puede haberse quedado más inmadura.

Diría que esta es otra característica común que me he encontrado en mis pacientes adultos con altas capacidades: trabajar el área emocional ha sido determinante para su bienestar.

En este post me centro en la vergüenza, pero hay otras emociones que son claves a trabajar: el miedo, la culpa, la frustración y la tristeza que han sentido cuando no encajaban, cuando les han rechazado o criticado, cuando no se han sentido entendidos…

·        LA VERGÜENZA Y LA OCULTACIÓN

La mayoría de los/as niños/as superdotados/as se dan cuenta rápidamente de que se diferencian de sus compañeros/as. Saben que captan información a un ritmo más rápido, anhelan una intensidad, profundidad y desafío intelectual. Pueden sentir que no encajan y esto supone un gran sufrimiento porque una de las cosas más importantes en la vida de un menor es pertenecer al grupo.

La vergüenza es una emoción que tiene que ver con sentirse defectuoso o inadecuado en algún sentido. La vergüenza también se expresa cuando hay: sentimientos de vulnerabilidad o debilidad, sentirse necesitado, sentirse estúpido, incompetente, inferior o incapaz de algo. Podemos sentir vergüenza de quienes somos, de un pensamiento, de una emoción, de sensaciones corporales o de comportamientos. El mecanismo de afrontamiento de esta emoción más habitual es OCULTAR aquello de lo que me avergüenzo. Normalmente las personas que sienten vergüenza tienen una PARTE CRÍTICA INTERNA bastante severa que se ocupa de lanzar mensajes del tipo: “eres un pedante”, “no encajas, no sabes relacionarte”, “quédate callada y así pasas desapercibida”, “si hablas, te van a coger manía”, “qué tontería lo que acabas de hacer”…

Muchos adultos superdotados no quieren verse ni definirse a sí mismos con esas altas capacidades porque les suena como a SUPERIORIDAD, y no quieren creer o sentir que son mejores que los demás. Es habitual encontrar en su infancia historias traumáticas de rechazo, acoso escolar y de sufrimiento por no haber podido sentirse “parte de” y por ser quienes son.

Igual que una chica alta se encorva para enmascarar su altura, o un adolescente con sobrepeso se pone ropa ancha para disimular su peso… alguien superdotado siente vergüenza y tiende a ocultar su mente y su pensamiento frente a los demás.

·        ALGUNOS TESTIMONIOS DE ADULTOS CON ALTAS CAPACIDADES Y SU SENTIMIENTO DE VERGÜENZA

-Me he sentido “raro”, “peculiar”, “complicado”, “intenso”, “molesto”… Mis compañeros siempre me veían como demasiado “perfecto” y creo que eso les hacía sentirse inferiores aunque esa no fuera mi intención”

-“Aprendí desde pequeña que tenía que mantener en secreto todo lo que había dentro de mi cabeza. Tenía vergüenza por ser yo, por cómo funcionaba mi mente, por no encajar… No solo era vergüenza por las cosas que amaba lo que intentaba ocultar (mis intereses y deseos) sino también las cosas en las que era buena, aprender rápido, sentir o saber las cosas intuitivamente, resolver problemas complejos, toda la energía mental y creativa que había en mi interior… “

-“Sentía que tenía que disculparme u ocultar mis pasiones, teorías complicadas, conversaciones profundas, tenía que hacerme el tonto para no llamar la atención y no ofender a otros”.

-“A veces me he reído de mí misma haciendo bromas sobre mí pareciendo tonta para que el resto de personas se riera y viera que no era tan “buena”. Hacer esto me dejaba muy mal conmigo misma después”.

-“Sentía mucha vergüenza y mucha injusticia, notaba que había personas que competían conmigo o me envidiaban y desde ahí me criticaban o rechazaban”.

·        CONSEGUIR LA AUTOACEPTACIÓN Y EL SENTIMIENTO DE ORGULLO POR SER QUIEN ES

Negar la propia superdotación impide la relación real con uno mismo y con el mundo y con los que nos rodean.

¿Qué objetivos terapéuticos podemos plantear?

-Trabajar con la emoción de la VERGÜENZA. No se trata de eliminarla por completo, ya que la vergüenza tiene funciones sociales importantes. Nos ayuda a aprender y mantener los límites del comportamiento socialmente aceptable para que podamos sentir que pertenecemos a grupos. El problema aparece si hablamos de una vergüenza crónica. Alguien que no tuviera nada de vergüenza, sería alguien que no tiene conciencia social.

-Incluir al resto emociones que suelen ir de la mano con la vergüenza: el miedo, la culpa, la soledad, la tristeza, la frustración, la decepción, la impotencia…

-Identificar a esa PARTE CRÍTICA INTERNA, averiguar cómo se creó dentro de nosotros y qué FUNCIÓN CUMPLE: ¿quiénes nos dijeron todos esos mensajes tan críticos que ahora nos decimos?, porque normalmente suele imitar mensajes que nos repitieron mucho en el pasado y que hemos interiorizado. Nuestro crítico interno es distinto a los demás que nos rechazaron, ya que tiene siempre una función protectora, aunque a veces cueste verla. Nos quiere proteger de pasarlo mal aunque a veces tenga unas formas muy duras de hablarnos.

-Construir una nueva parte que yo llamo: “COMPRENSIVA, CARIÑOSA Y DE AUTOVALORACIÓN” que hay que ir creando porque a muchos pacientes no les enseñaron a ser amables y cariñosos consigo mismos, ya que muchos tampoco tuvieron experiencias en las que fueran cariñosos, comprensivos o les valorasen.

-Lograr un sentimiento de SEGURIDAD en las relaciones sociales. Será importante rastrear todas aquellas situaciones sociales que hayan sido traumáticas en la vida de la persona con altas capacidades para trabajarlas y poder sentirlas en el presente de otro modo.

-Aceptar la VULNERABILIDAD de cada uno también es otro punto clave. Todos tenemos temas sensibles que nos colocan en una situación de vulnerabilidad o fragilidad según la historia que hayamos tenido. Aprender a aceptarlos y tratarlos de manera más amable es parte del trabajo.

-Diferenciar la PROYECCIÓN de mis propios pensamientos en los demás de la mirada real que los otros pueden estar teniendo hacia mí. Es decir, cuando yo me siento incapaz, voy a tender a pensar que los demás me van a ver como incapaz y esto hay que aprender a diferenciarlo. Normalmente la vergüenza tiende a hacer que pensemos que el resto nos ve peor que como es en realidad, ya que quienes nos estamos observando con una mirada crítica somos nosotros mismos.

-Afianzar las experiencias de ORGULLO que el paciente haya tenido en su vida y que pueda saborearlas y recurrir a ellas siempre que lo necesite. Ayudarle a buscar maneras de acudir a ellas de forma rápida. Siempre hay experiencias que conectan con capacidad lo que ocurre es que a veces están muy ocultas.

Por último, voy a poner una frase que me dijo un paciente con altas capacidades después de que estuvimos trabajando en su sentimiento de vergüenza y pudo sentir amor hacia sí mismo: “No era solo aceptar quien era yo, sino VALIDAR que tengo un don. La mente por la que otros me juzgaban realmente es una mente talentosa. Puedo sentirme ahora orgulloso de mí mismo, y también soy mucho más cariñoso y comprensivo conmigo”.

Yo también pienso que las mentes con altas capacidades tienen un don maravilloso, y admiro tanto a todas las personas que tienen superdotación.

 

 

 

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